Los que tuvimos la suerte de conocer a Mario Balero, no encontramos explicación ante su desaparición física. Apenas pisados los 30 años, lo sorprende la muerte en pleno sueño.
De trato amable, Mario cosechaba amigos en cada lugar que frecuentaba. Le gustaba el ajedrez, los amigos y el trabajo.
Era pintor de paredes, puertas y ventanas como a él le gustaba decir. La vida lo había tratado muy mal, habiendo perdido en poco tiempo su hermano y su padre. También él había tenido problemas de salud que le habían debilitado el corazón. Ayer se fue para siempre.
Queremos saludar desde aquí a sus más íntimos amigos del ajedrez, Gerardo Leyes, Fabio Masdeu, Pablo Delamar y Javier Bernasconi, que por distintas circunstancias no se encuentran hoy en la diaria del Club Ajedrez Paysandu, y por supuesto a su madre, nuestro sincero pésame.
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