El tema de la enseñanza del ajedrez en los institutos educativos ha estado en mi entorno desde hace larga data. Ya mi padre (Julio González Viera), en los primeros años de la década del 70, comenzaba a impartir formalmente cursos de ajedrez en un Liceo de la ciudad de Paysandú, lo que fue sin dudas la primera experiencia.
Ahora, me gustaría comentarles algunas de mis inquietudes sobre el ajedrez escolar, a modo de pensamientos que digo en voz alta, y si lo desean, podremos ir reflexionando juntos. Quizás, en algunos días, tendremos la oportunidad de profundizar sobre algunos de estos aspectos.
Principio quieren las cosas ...
Algunas preguntas de diagnóstico que debemos hacer y evaluar:
¿Cuánto interesa el ajedrez como actividad educativa al Gobierno de Uruguay? ... ¿Cómo podríamos seducir al Gobierno (cuáles serían los argumentos y estrategias) para que le preocupe un poco más el ajedrez (cualquiera sea la respuesta a la interrogante anterior)? ... ¿Cómo convencer a las autoridades del Codicen de la ANEP sobre los beneficios de llevar adelante una política educativa que incluya el ajedrez? (Aun los argumentos sencillos del tipo "posibilidad de darle a los niños una actividad en invierno, cuando los juegos al aire libre no son siempre posibles" podrían resultar eficaces.)
Como sabemos, a la hora de una democratización del ajedrez, muy pocos son los países en el mundo que están en condiciones de satisfacer la demanda de docentes de ajedrez. Uruguay no es una excepción, claro está. Por tanto, uno de los imperativos estratégicos de un Proyecto Nacional de Ajedrez Escolar debe ser la formación de docentes de ajedrez.
Y para llevar adelante con éxito un proyecto de democratización del ajedrez y poder satisfacer la demanda de docentes, debemos promover, con los actuales maestros y maestras de enseñanza primaria, cursos intensivos de formación en el área del ajedrez. Para cumplir con esta meta debemos saber con cuántos monitores de ajedrez realmente contamos en nuestro país; esto es, cuántos docentes estarían en condiciones, capacitados e interesados en formar a los maestros de escuela en esta área.
Otra pregunta relevante es: ¿por quiénes comenzar a trabajar; es decir, qué segmentos de edades de niños?... Venezuela, por ejemplo, decidió hacerlo desde su base, con niños del Preescolar, ambiente en el cual los peques de 4 a 6 años aprenden el movimiento de las piezas.
Ahora bien, sería un error pensar que en Uruguay estamos partiendo de cero. Algo se ha recorrido sobre el tema de ajedrez escolar. Pero, debemos relevar cuál es el estado de situación real (y cuáles son las experiencias que efectivamente se llevan a cabo en el país hoy)...
También debemos familiarizarnos con las experiencias de los países hermanos sobre el tema y cuánto podríamos aprender de sus ideas y programas para luego verificar la posibilidad de aplicación en nuestro entorno. Un informe sobre aciertos y errores de la experiencia "Paysandú", pioneros en la materia a nivel nacional, sería de gran utilidad.
Saludos, Julio
PD: Para quienes quieran hacerme llegar algunas reflexiones (y no puedan o no deseen hacerlas públicas en el blog) les paso mi dirección de correo electrónico: escaque@adinet.com.uy
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