RESPUESTA PERSONAL DE GABRIEL CURI A LA CARTA DE ROSELLI

En primer lugar deseo aclarar que esta respuesta a la carta de Bernardo Roselli es a título personal y no representa más que mi opinión.
Conozco a Bernardo hace muchos años y, no siendo su amigo, tengo en la mayor consideración sus virtudes ajedrecísticas y lo aprecio como persona. Es más, hace ya unos cuantos años luchamos codo con codo dentro de la Federación por algunas ideas, proyectos, y lo que es mucho más importante, valores compartidos. Y en función de ese aprecio que le tengo es que intercambio ideas a menudo con él. Y que no le mando decir las cosas, sino que se las digo, como a él le consta.
Lo que Bernardo no comprende es la diferencia entre ser un buen jugador de ajedrez (aspecto en el cual nadie discute sus méritos ni su currículum), y tener las cualidades que requiere ser capitán. Para realizar un símil futbolístico, Fernando Morena jugaba muy bien, pero eso en nada lo ha ayudado en su pésima carrera como director técnico (y la función del capitán en un equipo de ajedrez es muy similar al del DT en uno de fútbol: diseñar una estrategia, decidir quien juega y quien queda afuera, etc.). El capitanato comprende, además de los aspectos puramente técnicos del juego, un buen manejo de las relaciones interpersonales, cualidad de la que Bernardo, lamentablemente, carece. Véase si no la forma en que trata a sus ex – compañeros de equipo , en una no muy extensa carta: ignorantes por elección, movidos por ignotos apetitos (??), turistas olímpicos que forman camarillas y no saben nada del ajedrez de alta competencia, capaces de colocarlo en el 5º o 6º tablero (!?), gente que cree que sabe y que la da lo mismo una cosa que otra. Conceptos todos que, como suele suceder, retratan mejor a quien los profiere que a quienes intenta denostar, y que darían para ofenderse de no ser por la tolerancia y la comprensión que dan los años. Y que además, están lejos de ser ciertos (a quien crea que a mi no me gusta competir en serio, o que voy a los torneos como turista, le sugeriría que se tomara el trabajo de ver los resultados de Maringá 1991, Paranagua 1993, Yerevan 1996, Bled 2002 y Mallorca 2004 y – sobre todo y mucho más importante que los resultados – las partidas. Y ahí me cuentan si comparten la idea del “turismo”).
Por razones como ésta, es que cuando se propone a Andrés como capitán no hay ni media palabra discorde, y que en cambio en la reunión del otro día no hubo 5 personas abalanzándose a nombrar a Roselli como capitán (dicho sea de paso, él no tuvo la oposición de todo el equipo. 2 votaron a favor de un capitán con funciones decisorias, 2 a favor de soluciones consensuadas, y hubo 2 abstenciones). Si hay cosas que no fluyen espontánea y naturalmente, y que solo pueden llegar a imponerse bajo fuertes presiones por algo será (y no sería mala idea que Bernardo lo meditara y tuviera alguna autocrítica, por mínima que sea, al respecto).
Nadie más que yo lamenta la ausencia de Bernardo del equipo nacional, en un plano estrictamente ajedrecístico. Pero su decisión no tiene justificativo alguno, y fue un grave error. Dejar de lado lo que a mi forma de ver las cosas es uno de los mayores orgullos que cualquier persona puede tener, que es representar a su país y a su gente a nivel internacional (sabiendo la expectativa con la que siguen los resultados quienes quedan acá), por un tema de falta de consenso en su designación como capitán es absolutamente inexplicable (se imaginan a Ronaldinho negándose a jugar por Brasil por la razón de que designen capitán a Roberto Carlos y alegando que él es mejor jugador y ha ganado más torneos que el lateral?). Negarse a “ponerse la celeste” , y perjudicar ostensiblemente al equipo de TU PAIS por la razón que alega Bernardo es inexplicable, salvo que se tenga un orden de prioridades en la vida que, por cierto, ni es el mío, ni considero que sea el correcto. Pero puede que yo esté equivocado, claro está.
Como todo esto ya forma parte del pasado y no tiene vuelta atrás (Roselli mirará los resultados por Internet, y el equipo hará sus mayores esfuerzos – de eso que nadie tenga la menor duda- pero habiendo perdido al mejor jugador que iba a concurrir) no pienso volver a referirme públicamente a éstos temas y sólo espero que se realicen las reflexiones que correspondan, por el futuro del ajedrez nacional. Bernardo dijo lo que tenía que decir, y yo hago lo que tengo que hacer.

Gabriel Curi