martes, 19 de junio de 2007

El Tablero Abandonado II

Por tratarse de una excelente iniciativa, reproducimos este artículo del Prof. Claudio Sprejer.

A partir del primer artículo (El tablero abandonado), recibí varios mails preguntando acerca de la implementación del proyecto, cantidad de horas semanales, docentes que participan, etc.
La verdad es que, para qué engañarlos...¡fue improvisación pura!
Traduzco: cuando uno ve algo que beneficia a todos (el famoso bien común), hay que avanzar. Después nos ocuparemos de las formalidades, y no estoy diciendo con esto que no sirvan (de hecho son necesarias para que lo que se implementa se prolongue en el tiempo y más allá de la presencia del iniciador)
Voy a citar unas frases, todas sacadas del mismo libro (Free play, Stephen Nachmanovich):
"Hacer sin preocuparnos por el resultado, porque hacer es el propio resultado."
"Improvisar es un acto constante donde se mezcla la intuición y el conocimiento previo (por ejemplo : hablar) y estamos acostumbrados a hacerlo permanentemente."
En el párrafo anterior está una de las principales ideas que sustentan la acción: si lo que más hacemos en la vida es hablar, y hablar es improvisar, ¿Cómo vamos a desechar semejante recurso ?
La improvisación (si tiene conocimiento y experiencia detrás), es un maravilloso recurso educativo (y disculpen lo vehemente de la afirmación).
Otro tema que surgió luego de la primer nota, es la forma de trabajo con los chicos de primer año EGB. Paso a explicar: en cuanto al taller de ajedrez propiamente dicho, los chicos de 1º comparten espacio con los de 3º y 4º (los de 2º ni se acercaron todavía, pero no pienso bajar los brazos).¿Se puede compartir el ámbito de trabajo entre edades tan diversas? Por supuesto que sí, siempre y cuando se tenga claro cuál es el objetivo para cada edad. Por ejemplo, los chicos de 3º y 4º tienen como objetivo de mínima el absoluto
manejo de las reglas del ajedrez (salvo tal vez la toma de peón al paso, regla que surgió sólo para complicarles la vida, según me dijo un alumno alguna vez). El objetivo de máxima (independientemente de algún genio que surja) es la participación en torneos con los chicos del taller mayor en búsqueda del aprendizaje que te da la competencia (reglamento, variantes que se aprenden mirando a los que saben más, etc.). En el medio todos los conceptos que el docente les pueda volcar (manejo de aperturas, medio juego, finales básicos, etc.)
El objetivo de 1er. año EGB es totalmente distinto: de mínima sería aprender los movimientos de las piezas (incluyendo el caballo). Es muy difícil que puedan manejar el concepto de jaque mate (aunque algunos pueden aprender y utilizar el mate de pareja de torres y rey contra rey). Hay que tener en cuenta lo siguiente: un día van a intentar jugar ajedrez y otro día van a jugar con las piezas del tablero mural a un juego cualquiera creado por ellos, lo importante en este caso es entender que no hay para qué apresurarse, mientras se mantengan conectados lejos o cerca de la actividad el resultado final siempre va a servir y, en el peor de los casos, sí o sí aprenderán a entender conceptos matemáticos como el de direccionalidad o tantos otros.

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