martes, 4 de diciembre de 2007

Bronstein : la prueba de que Fischer tenía razón

domingo, 02 de diciembre de 2007

David Bronstein

Fallecido hace menos de un año, el jugador más imaginativo de la historia llegó a empatar un Mundial contra Mijail Botvinnik, a quien dominaba a falta de dos partidas. Muchos creen que el fallo infantil que le costó el título fue «sugerido» por el Politburó, que no necesitaba sustituir a su campeón por el hijo de un judío disidente. Bronstein nunca lo aclaró. En el libro «Secret notes», sin embargo, editado a modo póstumo en Gran Bretaña, desvela que, tal y como denunciaba Fischer (no tan paranoico) el Kremlin obligaba a los soviéticos a amañar partidas entre ellos para evitar que un extranjero les superara.

Bronstein fue el único gran maestro soviético que no firmó la repulsa contra el exiliado Korchnoi, lo que le costó no poder salir de la URSS durante trece años. En su último libro, escrito con Sergey Voronkov, el pequeño David también desvela los manejos del Kremlin. Según narra, el momento más bochornoso de su carrera se produjo en el torneo de Candidatos de Zúrich de 1953, del que, por cierto, escribió una inmortal obra maestra.

En Suiza jugaban nueve soviéticos y el estadounidense Samuel Reshevsky. El KGB «dirigía» el torneo. En cuanto el americano se acercaba al líder, los camaradas hacían tablas «de descanso» y, si era preciso, se dejaban ganar por Smyslov, el elegido y a la postre ganador. Para no despertar sospechas, incluso planeaban sus tablas la noche anterior. «¿De verdad piensas que hemos venido aquí a jugar al ajedrez?», le llegó a preguntar un agente del KGB. Y David Ionovich, que confiesa no haber olvidado la vergüenza sufrida, concluye que todos ellos fueron «marionetas».

Fuente: www.abc.es

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