domingo, 02 de diciembre de 2007 | ||
Bronstein fue el único gran maestro soviético que no firmó la repulsa contra el exiliado Korchnoi, lo que le costó no poder salir de la URSS durante trece años. En su último libro, escrito con Sergey Voronkov, el pequeño David también desvela los manejos del Kremlin. Según narra, el momento más bochornoso de su carrera se produjo en el torneo de Candidatos de Zúrich de 1953, del que, por cierto, escribió una inmortal obra maestra. En Suiza jugaban nueve soviéticos y el estadounidense Samuel Reshevsky. El KGB «dirigía» el torneo. En cuanto el americano se acercaba al líder, los camaradas hacían tablas «de descanso» y, si era preciso, se dejaban ganar por Smyslov, el elegido y a la postre ganador. Para no despertar sospechas, incluso planeaban sus tablas la noche anterior. «¿De verdad piensas que hemos venido aquí a jugar al ajedrez?», le llegó a preguntar un agente del KGB. Y David Ionovich, que confiesa no haber olvidado la vergüenza sufrida, concluye que todos ellos fueron «marionetas». Fuente: www.abc.es |
martes, 4 de diciembre de 2007
Bronstein : la prueba de que Fischer tenía razón
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